Vilemm Ganz nació el 7 de enero de 1919 en Kosice (Checoslovaquia). Empezó Medicina en Praga en 1938. Dos años más tarde, Kosice es anexionado a Hungría y Ganz, convertido ahora en un extranjero en Praga, es obligado a volver a su pueblo. Debido a su origen judío, fue enviado a un campo de trabajos forzados en Hungría, en el que pasaría casi seis años. En 1944, los alemanes empiezan a trasladar a los judíos húngaros a Auschwitz, y Ganz, que sabe que está en las listas de trasladados, consigue milagrosamente escapar. Como muchos otros judíos, permanece escondido bajo identidad falsa en Budapest hasta el final de la guerra.
En 1945, cuando el ejército ruso libera Budapest, Ganz puede retomar su interrumpida carrera. Finalmente se gradúa en 1947, con el mejor expediente de su promoción.
Durante casi 20 años trabajó en Checoslovaquia. Pero el gobierno comunista no deja de poner trabas al trabajo científico de Ganz, de nuevo por el hecho de ser judío. Desengañado con el régimen, en 1966 Ganz recibe un permiso para viajar con su mujer e hijos a Italia. Aprovechando el viaje huye a Viena y, de ahí, a Estados Unidos.
Una vez en América, se establece en Los Ángeles y consigue trabajo en el Cedars Sinai Medical Center, donde pasará el resto de su carrera. Su jefe en el departamento de cardiología será Jeremy Swan, con quien diseñará en 1970 el catéter de arteria pulmonar que lleva su nombre. Ganz (que cambió su nombre por el de William) definía la colaboración entre los dos científicos como “amor a primera vista”.
Jeremy Swan había nacido el 1 de enero de 1922 en Irlanda, y se graduó en el Saint Thomas Hospital, en Londres. Hijo de médicos, estuvo a punto de morir de meningitis con 17 años: su madre fue quien le salvó administrándole sulfamidas, los únicos antibióticos disponibles entonces. Swan también conoció los horrores de la guerra, pues trabajó durante dos años como director médico (¡y eso que se acababa de graduar!) en Irak, en el Servicio Médico de la Royal Air Force.
En 1951 emigró a Estados Unidos, y durante unos años trabajó en la clínica Mayo, dedicado especialmente a las cardiopatías congénitas y al estudio de los shunts cardiacos. La buena reputación conseguida por Swan le abrió las puertas del excepcional departamento de cardiología que se estaba formando entonces en el Cedars-Sinaí. Allí conocerá (y promocionará) al investigador cuyo nombre ha quedado unido al suyo para siempre.
Jeremy Swan
En los años 60 las leyes médicas de California son estrictas, y Ganz no puede ejercer durante esos primeros años, así que queda confinado al laboratorio. Realiza investigaciones sobre técnicas de monitorización, medición de gasto cardiaco y saturación de arteria pulmonar, y sobre complicaciones cardiopulmonares de diversas patologías.
En 1967, Swan y Ganz desarrollan un catéter flexible, con un balón hinchable en el extremo, que “navega” en el torrente circulatorio hasta alcanzar la arteria pulmonar. El balón permite, además, enclavar el catéter en vasos de pequeño calibre para obtener la presión de aurícula izquierda. Hasta ese momento, la cardiología invasiva solo contaba con catéteres relativamente rígidos, difíciles de dirigir y con alta tasa de complicaciones. Con el nuevo catéter, el procedimiento es más rápido (35 segundos de media, según la publicación original del propio Swan) y seguro.
Este es el catéter de Swan-Ganz, tal y como se comercializa hoy:
Realmente fue Swan el que ideó este método, observando los barquitos de vela en la playa de santa Mónica, un día después de haber realizado un cateterismo especialmente difícil: se imaginó lo sencillo que sería dirigir el catéter si pudiera navegar como un barco en el torrente circulatorio. Ganz le ayudaría a sustituir su idea del barco por un pequeño balón hinchable.
Además, Ganz creó un método para medir el flujo sanguíneo que fue incorporado al catéter un año más tarde: la termodilución. El propio Swan había inventado años antes el método del verde de indocianina.
Aquí nació el catéter de arteria pulmonar. No parece mal sitio…
Sin embargo, quizá la mayor aportación a la Medicina de William Ganz no fuera el catéter de arteria pulmonar: también jugó un gran papel en los inicios de la fibrinolisis en el infarto de miocardio. Basándose en los primeros ensayos de Peter Rentrop, que había “deshecho” los trombos de las coronarias de siete pacientes con una guía metálica, Ganz dedujo que sería posible hacerlo con un agente trombolítico. En 1982, tras varios estudios en animales, puso en marcha el primer ensayo en humanos junto con su colega Prediman Shah.
Swan murió el 7 de febrero de 2005, precisamente de insuficiencia cardiaca, en su hospital, el Cedars-Sinaí. Ganz murió el 11 de noviembre de 2009, a los 90 años de edad. En palabras de su hijo Thomas, también médico, “la Medicina fue su profesión, su pasión y su hobby”. No era para menos, ya que para poder ejercerla había tenido que huir en dos ocasiones de los totalitarismos que asolaron Europa en el siglo XX.
En mi opinión, Swan y Ganz son otros dos gigantes que se merecían (y no recibieron) el premio Nobel.