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miércoles, 8 de abril de 2015

Música alivia dolor de los niños tras cirugía

Músicoterapia: Según nuevo estudio, los niños que escuchan música o libros de audio tras una operación experimentan menos dolor. Es un hallazgo importante, porque los remedios que normalmente se usan para aliviar el dolor de los niños pueden causar problemas de respiración en pacientes pediátricos.

EnlaceScienceDaily


  •  Desarrollo

Niños que escucharon libros de audio, canciones de Rihanna, Taylor Swift y otros artistas de su elección por 30 minutos, tenían una reducción significativa de dolor tras operaciones mayores, según un nuevo estudio de Northwestern Medicine.

Los niños, con edades comprendidas entre nueve y 14 años, escogieron de un playlist de música popular de géneros diferentes como pop, country, rock y música clásica. También se podía seleccionar libros de audio cortos.

Encontrar una estrategia para aliviar el dolor de los niños sin medicamentos es importante porque los analgésicos opioides, que se usa normalmente para el dolor después de una operación, pueden causar problemas de respiración en los niños. Dado esto, el personal médico tiene que darles a los niños una cantidad de remedios muy limitada, lo que supone un bajo control de los dolores de los niños.

“La terapia de audio es una oportunidad emocionante y debe ser considerada por los hospitales como una estrategia importante para reducir los dolores de niños que han sido sometidos a una cirugía mayor,” señaló el autor del estudio, Dr. Santhanam Suresh. “Esto es muy económico y no tiene efectos negativos secundarios.”

Suresh es un profesor de anestesiología y pediatría en la Universidad Northwestern Feinberg School of Medicine, y realizó su estudio junto a su hija, Sunitha Suresh, quien diseñó el proyecto cuando estudiaba la carrera de ingeniería biomedicina junto a sus estudios de cognición de música.

Se piensa que este es el primer estudio aleatorizado para evaluar y demostrar el uso de terapia de audio escogido por el paciente como una estrategia prometedora para controlar el dolor tras una operación. Estudios realizados anteriormente se focalizaron en el efecto a corto plazo de la música durante procedimientos médicos cortos. Esos estudios tampoco usaron las medidas objetivas de dolor, ni mostraron si la percepción del dolor era afectada por la música en sí misma, o si una terapia alternativa de audio podría ser igual de efectiva.

Santhanam Suresh cree que la terapia de audio ayudó a frustrar una vía secundaria en la corteza prefrontal, involucrada en la memoria de dolor.

“Hay una cierta cantidad de aprendizaje que tiene que ver con dolor,” señaló Suresh. “La idea es que si tu no piensas en el dolor, tal vez no lo vas a experimentar tanto. Estamos tratando de engañar el cerebro un poco. Estamos tratando de refocalizar los canales mentales en otra cosa.”

El escoger la música o las historias en una parte importante del tratamiento, expresó Suresh. “Todos relacionan a la música, pero las personas tienen diferentes preferencias.”

La terapia funcionó igual, sin tomar en cuenta la estimación inicial del dolor del paciente.

“No importaba si la estimación del dolor era más alto o más bajo cuando [los niños] fueron expuestos a la terapia de audio por primera vez,” expresó la autora. “Funcionó para todos y también puede ser usado para pacientes que han pasado una cirugía ambulatoria y tienen menos probabilidades de recibir los opiáceos en el hogar.”

La terapia de libros de audio tenía la misma funcionalidad como la música, y era algo que no se expectaba.

“Algunos padres comentaron que sus niños pequeños escuchaban libros de audio y se calmaron y se quedaron dormidos,” mencionó Suresh.

En el estudio, cerca de 60 pacientes pediátricos recibieron las evaluaciones de dolor antes y después de la terapia de audio. Reportaron sus niveles de dolor mediante la identificación de imágenes faciales como una cara con lágrimas o una cara feliz.

Se dividieron los niños en tres grupos, uno escuchaba 30 minutos de su música de preferencia, uno 30 minutos de historias que habían escogidos los niños mismos, y uno tenía 30 minutos de silencia mediante unos audifonos que aislaron los sonidos de afuera. Los primeros dos grupos tenían un cambio significativo en dolor, los pacientes del último grupo no experimentaron un cambio.

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