El descanso estricto no sería la mejor opción para recuperarse de una conmoción cerebral
Lesión cerebral pediatrica: Los investigadores compararon un grupo que siguió cinco días de descanso estricto con otro que descansó uno o dos días y luego retomó gradualmente las actividades normales a medida que los síntomas desaparecían.
Autor(es): Thomas DG, Apps JN, Hoffmann RG, McCrea M, Hammeke T
Enlace: Pediatrics 2015
Lesión cerebral pediatrica: Los investigadores compararon un grupo que siguió cinco días de descanso estricto con otro que descansó uno o dos días y luego retomó gradualmente las actividades normales a medida que los síntomas desaparecían.
Autor(es): Thomas DG, Apps JN, Hoffmann RG, McCrea M, Hammeke T
Enlace: Pediatrics 2015
Para los adolescentes que sufren una conmoción leve, descansar más tiempo quizá no sería la mejor opción para recuperarse de la lesión cerebral. Los investigadores compararon un grupo que siguió cinco días de descanso estricto con otro que descansó uno o dos días y luego retomó gradualmente las actividades normales a medida que los síntomas desaparecían.
Los autores asignaron al azar a 88 pacientes, de 11-22 años, a uno de los dos grupos. El reposo estricto significaba no ir a la escuela, al trabajo ni realizar actividad física alguna. Los pacientes de ambos grupos dijeron haber realizado aproximadamente un 20% menos de esfuerzo energético y actividad física. De forma predecible, los pacientes a los que se asignó un descanso de cinco días faltaron más días a la escuela que aquellos a los que se solicitó un descanso de uno o dos días.
Es decir, el descanso estricto de cinco días inmediatamente tras una conmoción cerebral no ayudó a los adolescentes a estar mejor. Aunque no se halló ninguna diferencia significativa en el equilibrio ni el funcionamiento mental de los adolescentes de ambos grupos, los que descansaron cinco días informaron de más síntomas que duraron más tiempo.
Los síntomas físicos incluyeron dolor de cabeza, náuseas, vómitos, problemas de equilibrio, mareo, trastornos visuales, fatiga, sensibilidad a la luz o al ruido, entumecimiento y hormigueo. Los síntomas emocionales incluían irritabilidad, tristeza, y nerviosismo.
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